Contradicciones

En vísperas de la boda de mi hermano, en pleno síndrome post-vacacional, una semana después de haberme apuntado al gimnasio y haber comenzado (o intentado comenzar) la vida sana y tras haber escrito 5 artículos… ahora, voy a escribir sobre los refranes, ellos son los protagonistas de este artículo, y como todo protagonista merece ser criticado.

Cuando la gente dice un refrán, se cree que está diciendo una verdad indiscutible, un mandamiento de la vida cotidiana, una excusa o razón para la virtud o la desgracia propia o ajena. Pura leyenda urbana, y permitidme que vuelva a mi infancia con esta frase, pero eso es “mentira cochina”.

Empecemos por el refrán “A quien madruga Dios le ayuda” que viene de una historia en la que un hombre madrugó y al salir a la calle se encontró un billete de mil pesetas… pero lo que no se cuenta es que el que perdió el billete se levantó más temprano. Luego también nos encontramos que “no por mucho madrugar, amanece más temprano”, pues nada, en caso de duda mejor quedarse durmiendo.

Imaginaros que tenemos una empresa y vamos a realizar una entrevista a un posible futuro empleado. Se presenta un “cani” con los pelos de punta y camiseta de tirantes con cadena de plata al cuello. Nos entrega su curriculum y antes de mirarlo, ¿qué pensamos? Podemos decidir que “las apariencias engañan” o que “por las plumas se conoce al ave”, sea lo que sea, “la primera impresión es la que cuenta”.

Otra situación. Despedida de soltera, veinte mujeres alcoholizadas con una picha de goma en la cabeza. Se acerca un personaje, no uno cualquiera, sino un Darek de la vida. De pronto empieza a fardar de su miembro viril, de la longitud y grosor de este, ¿Qué se debe pensar? ¿Que “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”? o ¿de que “si la bolsa suena, es que algo lleva”? No responda.

Los refranes dicen que son anónimos, pero yo creo que lo inventó un hombre feo (“el hombre como el oso, cuanto más feo más hermoso”), cabezón (“cabeza gorda, ojos hermosos”), con pelo por todo el cuerpo (“donde hay pelo hay alegría”), ateo (“Dios da legañas a quien no tiene ojos”, “Dios da mocos al que no tiene pañuelos”, joder, que Dios no da una el pobre) y sobre todo indeciso, porque o “a la tercera va la vencida” o “no hay dos sin tres”…

Vamos, que en el mundo de los refranes todo vale, si es malo seguro que mejora, si es bueno, cuidado que puede empeorar. Aquí no hay quien se entienda, como en el ping-pong ¿por qué se llama así si la pelota siempre suena igual al golpearla? ¡O se llama ping-ping o se llama pong-pong! Un mundo de locos y de locas contradicciones :)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estabas deseando escribir esta entrada de contradicciones, eh! Muy buena pero lo del ping pong te lo voy a tener que explicar... :D

Te quiero!

Anónimo dijo...

Bueno, hay que reconocer que tiene cierto gracejo escribiendo el individuo.
Ya mismo incluso le pueden volver a publicar una carta al director en cualquier periódico local o deportivo, jeje.