Dame pan y dime tonto


- ¿Qué pasa José, que tal te va?
- Muy bien, ¿y tu?
- Genial tio ¡Joder, llevamos tiempo sin vernos!
- Cierto, a ver si nos juntamos y "hacemos un perol"...

No hay frase más llevada por el viento, ni promesa más incumplida que un "
perol". Para aquellos no cordobeses os diré que es algo más que una celebración campestre de tipo gastronómico. Es un ritual, una excusa para reunirse alrededor de un poco de leña ardiendo, un mandamiento del dominguero, una ley no escrita para todo amante del vaso de plástico y la pringue.

Mañana jueves realizaré uno, el sábado probablemente otro. La semana pasada ya estuve en uno. Pero maticemos... con mis amigos realizo una vertiente del perol cordobés, la "
barbacoa". Es más juvenil, más nocturna, menos histórica-culinaria y más moderna-festiva. El arroz de una buena paella y el correteo de los niños con la pelota de plástico (cuyo bote aleatorio más de una vez ha formado un estropicio) brillan por su ausencia. En su lugar predomina la grasa del chorizo del Mercadona y el envío compulsivo de politonos por bluetooth. No se recoge ni espárragos ni bellotas, no se cantan canciones, no se hacen columpios con una tabla y dos cuerdas. Incluso hay quien sustituye la típica barbacoa por un carrito del Pryca (me niego a llamarlo Carrefour). Los tiempos están cambiando “chaval”.

Y en medio de tal liturgia a la religión del buen comer, toda persona tiene que asumir su rol. Hay quien se deja el alma en avivar las llamas. Hay cocineros por un día (no saben freír un huevo, pero darle la vuelta al chorizo pueden coronarlo como la más bella obra de arte). Hay quien prepara los aperitivos en los imprescindibles platos de plástico. Hay quien nos sorprende con un tupperware de tortilla (que ya sea por el hambre o por merito, siempre nos parece la mejor que jamás hayamos probado). Hay quien va a por los hielos en el último momento para evitar que se derritan con la "fresquita". Y hay quien simplemente disfruta de todo el acontecimiento desde su silla. Perdonadme por ser así, pero me pido ser el de la silla. Yo solo quiero que al oler las chuletas en su punto, me traigan mi trozo de pan... después si queréis, podéis decirme tonto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que arte! Veo que el nivel sigue intacto... Sigue así cari.
Eso es lo malo de empezar con buen pie, que luego se te exige calidad :D aunque no creo que sea difícil para ti ;)
Ks

Anónimo dijo...

En esta web sale el candi.

Entrad en la sección de perfiles, y el numero 11 clavaito.

Anónimo dijo...

Mola la barbacoa!